Las estrofas de la novena sinfonía de Beethoven, el Himno de la alegría, fueron las que sellaron un acontecimiento histórico no solo para Colombia, sino para toda América Latina. Décadas de violencia, guerra y calamidades empezaron a quedar atrás.
El gobierno de Colombia y las FARC firmaron este lunes el acuerdo final de paz en una ceremonia emotiva -donde el color blanco fue el gran protagonista- en la localidad de Cartagena de Indias, posiblemente reconocida desde ahora como “ciudad de la paz”.
Centenares de testigos acompañaron el momento. Jefes de Estado, jerarcas de organismos internacionales, miembros de la sociedad civil, así como representantes de diferentes credos religiosos, entre ellos el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin.
Todo comenzó con el canto de mujeres víctimas del conflicto. Luego con la rúbrica del acuerdo final y posteriormente con los discursos, que estuvieron a cargo, en primer lugar, del secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, quien saludó el proceso de negociación.
Pero uno de los momentos más significativos de la ceremonia se dio cuando el máximo jefe de las FARC, Rodrigo Londoño, “Timoleón Jiménez”, a su tiempo, pidió perdón a las víctimas de la guerra.
“Sinceramente, perdón a todas las víctimas del conflicto”, expresó.
Por su parte, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, también saludó el proceso de negociación que tuvo como desenlace la firma de la paz y dio la bienvenida a las FARC a la vida democrática del país.
Además, tuvo unas palabras de agradecimiento para con la comunidad internacional, entre ellos para el papa Francisco. “Y gracias, muchas gracias al papa Francisco, cuyos mensajes y oraciones animaron siempre nuestro camino hacia la paz”, indicó Santos.
La construcción de la paz recién empieza
El momento de júbilo y alegría, con palabras que están retumbando en diversos rincones del país, no debe opacar el anhelo más profundo de los colombianos que sueñan con una paz duradera.
El 2 de octubre el pueblo dará el veredicto final a este proceso a través de un plebiscito. Y en ese sentido, hay luces y sombras, pues no todos están de acuerdo con este proceso.
Hay muchas voces que se oponen radicalmente a la negociación (incluso entre cristianos) que se llevó a cabo entre el gobierno y las FARC, principalmente desde el lado de las víctimas del largo conflicto armado, así como en torno al futuro de los guerrilleros, puntualmente de los cabecillas, quienes deberían cumplir -expresan los que se oponen- determinadas penas que no serán contempladas en este acuerdo.
El expresidente Álvaro Uribe es uno de los que encabezan la oposición al acuerdo que se selló este lunes. A través de una carta difundida de puño y letra señala, entre otras cosas, que “los textos de La Habana no garantizan la paz” a pesar de que sea algo querido por todos.
Para Uribe, el acuerdo es de “impunidad total, viola la Constitución y las normas internacionales”.
Es por ello que el proceso tiene luces y sombras, pero eso no quita que todos los colombianos anhelen lo mismo.
Organizaciones internacionales católicas celebran
“El Grupo de Trabajo por Colombia – GTC, integrado por 10 organizaciones Caritas de la Iglesia católica en Europa y Norte América y la alianza CIDSE de 18 organizaciones de desarrollo católicas europeas y norteamericanas, saludan los esfuerzos realizados para superar las violencias que históricamente han afectado a hombres y mujeres de diversas edades en todo el territorio nacional, especialmente a poblaciones en situación de mayor vulnerabilidad como la infancia, mujer, grupos étnicos, campesinado, que habitan zonas rurales y fronterizas, así como a las organizaciones defensoras de Derechos Humanos”.
Estas consideraciones fueron emitidas este lunes a través de uncomunicado y dejan de manifiesto la reiteración del compromiso cercano con la sociedad colombiana y su conflicto.
Volver a ser hermanos
“Esta oportunidad que se nos presenta nos exige un ideal común para el país, una visión clara de la nación en la que todos nos veamos identificados y comprometidos, para no perdernos en la dispersión de esfuerzos”, indican los obispos de Colombia en el comunicado difundido luego de la última asamblea plenaria denominado Artesanos de la Paz, bienaventurados los que trabajan por la paz.
La Iglesia católica en Colombia tomó una posición de neutralidad frente al plebiscito del próximo 2 de octubre. Sin embargo, no es ajena al proceso y ya está pensando en los desafíos a futuro como ser el trabajo a largo plazo en la etapa del posconflicto.
“Escucha hermano la canción de la alegría, el canto alegre del que espera un nuevo día, ven canta sueña cantando, vive soñando el nuevo sol en que los hombres volverán a ser hermanos”.
Así finalizó la ceremonia de este lunes. Pero la etapa de construcción que podrá de una vez por todas hacer valer lo que dicen esas líneas recién empieza.
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