Todos nos vemos confrontados de una forma o de otra con la muerte; la muerte de nuestros seres queridos y un día la nuestra propia. Pero, ¿cómo tener una imagen justa de la muerte? ¿Cómo podemos prepararnos para su llegada? ¿Cómo ayudar a aquellos que han de morir antes que nosotros? El cristianismo siempre ha puesto en valor la importancia de la vida, desde la concepción hasta la muerte natural. De hecho, nos preparamos para la vida eterna desde nuestra vida terrenal. Pero, ¿es necesario pasar por el purgatorio?
La fidelidad a los sacramentos
Una reedición de la obra del sacerdote Martin Pradère Aller tout droit au Ciel avec la petite Thérèse [Ir directos al Cielo con Santa Teresita] desvela un secreto: cómo ir directos al Cielo sin pasar por el purgatorio. El autor sitúa de manera clara y detallada el purgatorio, en la Biblia, según la tradición, a partir de lo que dicen los santos. ¿Qué función tiene cada sacramento a la hora de prepararnos para llegar a la vida eterna?
El padre Pradère precisa, por ejemplo, que “la Eucaristía refuerza la caridad de aquel que, en la vida diaria, tiende a ser débil ante pecados veniales, y reaviva nuestro amor, nos capacita para romper los lazos disolutos en nuestra vida y profundizar las raíces de nuestra relación con Él”. ¿Qué hay de los otros sacramentos? ¿Cómo puede ayudarnos la fidelidad a los sacramentos para prepararnos para el Cielo?
¿El secreto de Teresa?
A través de su vida y sus escritos, Teresa de Lisieux, Santa Teresita, sin duda puede ayudarnos a prepararnos para el Cielo. El purgatorio existe, es un periodo de purificación antes de entrar al Paraíso. No obstante, el Señor prefiere que vayamos directamente al Cielo sin pasar por el purgatorio. Así que para agradar a Dios, debemos esforzarnos por ir directamente al cielo.
De hecho, el secreto de Teresa está en la caridad hacia Jesús y hacia nuestros hermanos y en la confianza del amor de Dios. Si amamos tanto como podamos desde la tierra, sin rechazar ningún pequeño acto de caridad, podremos ir al Cielo rápidamente.
La vocación de Santa Teresita es la de “pasar al Cielo haciendo el bien en la Tierra”. Así que, ¿por qué no intentar amar más desde esta vida terrenal? Viviendo la caridad de forma concreta desde hoy mismo, según nuestras posibilidades, nos prepararemos para ir directamente junto a Dios nuestro Padre.
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