Alfonso Reyes Ochoa: "Entretanto, no nos echen tierra a los ojos contándonos que la máquina supera al cerebro humano por el solo hecho de resolver en unas horas ciertos cálculos que ocuparían a varias generaciones por más de un siglo. Porque la máquina carece de imaginación e iniciativa: posee el reflejo, pero no el retardo en que la reflexión se acomoda; posee el don cerebral del tálamo, no el del córtex. Desde luego, opera mediante la aritmética binaria y no la decimal: propia correspondencia del sí y del no, únicas contestaciones donde faltan la intención, la incitación, la admiración, la duda o la pregunta" («Marginalia. Segunda serie, 1909-1954»; México D.F.: Tezontle, 1954, página 98).
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