Eric Hobsbawm: "¿Por qué hay hombres y mujeres que se hacen revolucionarios? En primer lugar y sobre todo, porque creen que lo que ellos desean subjetivamente de la vida no puede lograrse sin un cambio fundamental en la sociedad. Hay, por descontado, este substrato permanente de idealismo o, si se prefiere, de utopismo, que forma parte de toda vida humana y puede convertirse en determinados momentos en dominante para los individuos, como durante la adolescencia o un amor romántico, y para las colectividades en los momentos históricos ocasionales que corresponden al enamoramiento, es decir, los grandes momentos de la liberación o la revolución. Todo ser humano, por cínico que sea, puede imaginar una vida personal o una sociedad que no sea imperfecta. Todo el mundo estaría de acuerdo en que esto sería maravilloso. La mayoría de las personas, en uno u otro momento de su vida, piensan que una vida o una sociedad así son 'posibles' y muchas de ellas piensan que deberíamos convertirlas en realidad. Durante los momentos decisivos de las luchas de liberación o de las revoluciones, la mayoría piensa, brevemente o aun sólo unos momentos, que se está logrando la perfección, que está siendo construida la Nueva Jerusalén; el paraíso terrenal al alcance de la mano. Pero la mayoría de gente durante la mayor parte de su vida adulta, y la mayoría de grupos sociales durante la mayor parte de su historia, viven a un nivel de expectativas mucho menos exaltadas" («Revolucionarios. Ensayos contemporáneos»; Barcelona: Ariel, 1978 [1973], página 349).
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