8 abr 2016

François Châtelet: "Creo que la filosofía ha renunciado –en todo caso debería hacerlo– a esa pretensión de exhaustividad. No se trata ya de decir el alfa y el omega de lo que es. Esto es un sueño irrealizable. En conexión con las ciencias y las artes, los filósofos pueden aprender que la razón no es una, que la reflexión se puede fijar en un objeto y esforzarse en agotarlo mientras sea posible, pero sin pretender que ese objeto recubra la totalidad de lo real y de lo imaginario. Segunda observación, la relación entre la ciencia y la técnica hoy no es la misma que la que existía en el tiempo de Descartes. En la época de Descartes, los progresos fueron tan fulgurantes que se podía pensar que la técnica era siempre beneficiosa y que el dominio de la naturaleza llegaría pronto. Sin embargo, nuestro siglo ha puesto de manifiesto –es una opinión personal– que la ciencia está cada vez más sometida a la exigencia técnica y que esto hace retroceder su capacidad de invención. Está muy bien querer poner la ciencia al servicio del hombre pero, de hecho, ¿no son los poderes los que deciden por los hombres? Y los poderes no persiguen siempre objetivos desinteresados. Me parece que, en concreto, después del fin de la Segunda Guerra Mundial, la exigencia técnica de rentabilidad opera por retroacción en la investigación científica de una manera que no es siempre beneficiosa" («Una historia de la razón. Conversaciones con Émile Nöel»; Valencia: Pre-Textos, 1998 [1992], página 203).


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