8 abr 2016
Friedrich Nietzsche: "Las conclusiones erróneas más habituales del hombre son las siguientes: si una cosa existe, está legitimada. En este caso, la legitimación se deduce de la capacidad de vivir, de la adaptación a un fin. Si una idea resulta beneficiosa, es verdadera; como su efecto es bueno, aquélla es buena y verdadera. En este caso, se aplica el efecto al predicado: beneficioso, bueno, en el sentido de útil, y se atribuye entonces a la causa el mismo predicado: bueno, pero aquí en el sentido de lógicamente válido. Las proposiciones recíprocas a éstas son: si una cosa no puede imponerse ni mantenerse, es incorrecta; si una idea atormenta y excita, es falsa. El espíritu libre, que aprende a conocer con harta frecuencia lo que tiene de vicioso esta forma de razonar y a sufrir sus consecuencias, cae a menudo en la seductora tentación de deducir generalmente lo contrario: si una cosa no puede imponerse, es buena; si una idea produce angustia o inquietud, es verdadera" («Humano, demasiado humano. Un libro para espíritus libres»; Madrid: Mateos, 1993 [1878], páginas 37-38).
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