del cannabis que concilia investigación, salud pública y seguridad.
“Mota” es la forma popular de referirse a la marihuana en México. Ante el debate de la legalización del uso lúdico de la marihuana, una coalición de organizaciones civiles ha presentado una iniciativa de ley en tres ejes que salvaguarda la salud pública: conciliación de los usos terapéuticos y de investigación con cannabinoides y de seguridad pública.
La iniciativa lleva el nombre popular de “Sin mota somos más” y se presenta en base a tres puntos: modificación de artículos de la Ley General del Salud que salvaguardan la salud de niños y adolescentes; el comercio de medicamentos e investigación con cannabinoides vía clínica (nunca fumados) y amnistía para las personas recluidas por consumo y penas graduales al narcomenudeo.
Anticiparse a los hechos
La iniciativa de ley ha sido promovida por Editorial Trillas, Clínica del Tabaco, Familias y Sociedad, Juntos por México, Alianza Contra el Tabaco y Por Un México Sano, todas adherentes de la iniciativa ciudadana “Sin Mota Somos Más”.
Con ella –según han dicho sus impulsores en una rueda de prensa este viernes 1 de abril— se pretende lograr modificaciones legislativas “para desarrollar una legislación moderna, efectiva, que cumpla con los acuerdos internacionales y pueda presentarse como vanguardista en UNGASS 2016 con vistas a 2019”.
El primer eje exige la modificación de algunos los artículos de la Ley General de Salud para que contengan términos científicos y claros, “porque los términos coloquiales confunden”.
Sobre todo, recalcar que la marihuana “no es medicina”; se debe hablar de cannabis y de cannabinoides, “para evitar confusiones que pueden impactar negativamente en la salud de todo el país.”
En el segundo eje se debe de permitir el comercio de medicamentos con base en canabinnoides.
“Hay que destacar –dijeron en rueda de prensa los convocantes a este ejercicio ciudadano en México– que hoy no hay evidencia clínica en el mundo que soporte el uso de cannabinoides como alternativas mejores a los medicamentos ya disponibles”.
En el tercer eje “hay que despenalizar el consumo en el Código Penal Federal, no el narcomenudeo, que debe considerarse con penas graduales no necesariamente privativas de la libertad, ya que también hay sanciones administrativas por primo- delincuencia, además de la amnistía y reinserción social con apego a derechos humanos –previo tratamiento especializado en adicciones- para las 500 personas que calculamos están en prisión por consumo de todo tipo de sustancias, no solo marihuana”, subrayaron.
La coalición ciudadana que presenta esta iniciativa de ley también ha querido hacerse presente en otros temas: como valor agregado y ya que el cerebro no madura hasta entrados los 20 años, se propone, también, “modificar la edad de inicio de consumo de tabaco y alcohol a 21 años en los 33 Códigos Civiles del país, incluyendo el Civil Federal.”
Regulación y libre albedrío
La conclusión de los impulsores de estas iniciativas es que “la guerra a la oferta no ha reducido la disponibilidad ni el consumo de sustancias y sí ha tenido serios daños colaterales”.
En este mismo orden de ideas, resaltaron que la “regulación” de tabaco y alcohol ha tenido resultados “desastrosos”.
Para estos organismos, “lo más sensato” para generar una política de drogas en verdad efectiva es la educación con base en evidencia de los sectores más vulnerables (niños y adolescentes) por profesionales calificados.
“El individuo es soberano de sus decisiones, cierto, pero también lo es que las sustancias psicoactivas modifican la operación del cerebro, coaccionando las decisiones al consumo y que los jóvenes, en un ritual de maduración que no puede ser ignorado, experimentan con sustancias como la nicotina, el alcohol o el tetrahidrocannabinol, capaces de crear adicción en el cerebro en crecimiento”.
“No se puede argumentar libre albedrío cuando el sistema nervioso ha sido secuestrado por un químico externo que nunca debió haber llegado ahí”, terminaron diciendo.
Rafael Castillo-CC
“Mota” es la forma popular de referirse a la marihuana en México. Ante el debate de la legalización del uso lúdico de la marihuana, una coalición de organizaciones civiles ha presentado una iniciativa de ley en tres ejes que salvaguarda la salud pública: conciliación de los usos terapéuticos y de investigación con cannabinoides y de seguridad pública.
La iniciativa lleva el nombre popular de “Sin mota somos más” y se presenta en base a tres puntos: modificación de artículos de la Ley General del Salud que salvaguardan la salud de niños y adolescentes; el comercio de medicamentos e investigación con cannabinoides vía clínica (nunca fumados) y amnistía para las personas recluidas por consumo y penas graduales al narcomenudeo.
Anticiparse a los hechos
La iniciativa de ley ha sido promovida por Editorial Trillas, Clínica del Tabaco, Familias y Sociedad, Juntos por México, Alianza Contra el Tabaco y Por Un México Sano, todas adherentes de la iniciativa ciudadana “Sin Mota Somos Más”.
Con ella –según han dicho sus impulsores en una rueda de prensa este viernes 1 de abril— se pretende lograr modificaciones legislativas “para desarrollar una legislación moderna, efectiva, que cumpla con los acuerdos internacionales y pueda presentarse como vanguardista en UNGASS 2016 con vistas a 2019”.
El primer eje exige la modificación de algunos los artículos de la Ley General de Salud para que contengan términos científicos y claros, “porque los términos coloquiales confunden”.
Sobre todo, recalcar que la marihuana “no es medicina”; se debe hablar de cannabis y de cannabinoides, “para evitar confusiones que pueden impactar negativamente en la salud de todo el país.”
En el segundo eje se debe de permitir el comercio de medicamentos con base en canabinnoides.
“Hay que destacar –dijeron en rueda de prensa los convocantes a este ejercicio ciudadano en México– que hoy no hay evidencia clínica en el mundo que soporte el uso de cannabinoides como alternativas mejores a los medicamentos ya disponibles”.
En el tercer eje “hay que despenalizar el consumo en el Código Penal Federal, no el narcomenudeo, que debe considerarse con penas graduales no necesariamente privativas de la libertad, ya que también hay sanciones administrativas por primo- delincuencia, además de la amnistía y reinserción social con apego a derechos humanos –previo tratamiento especializado en adicciones- para las 500 personas que calculamos están en prisión por consumo de todo tipo de sustancias, no solo marihuana”, subrayaron.
La coalición ciudadana que presenta esta iniciativa de ley también ha querido hacerse presente en otros temas: como valor agregado y ya que el cerebro no madura hasta entrados los 20 años, se propone, también, “modificar la edad de inicio de consumo de tabaco y alcohol a 21 años en los 33 Códigos Civiles del país, incluyendo el Civil Federal.”
Regulación y libre albedrío
La conclusión de los impulsores de estas iniciativas es que “la guerra a la oferta no ha reducido la disponibilidad ni el consumo de sustancias y sí ha tenido serios daños colaterales”.
En este mismo orden de ideas, resaltaron que la “regulación” de tabaco y alcohol ha tenido resultados “desastrosos”.
Para estos organismos, “lo más sensato” para generar una política de drogas en verdad efectiva es la educación con base en evidencia de los sectores más vulnerables (niños y adolescentes) por profesionales calificados.
“El individuo es soberano de sus decisiones, cierto, pero también lo es que las sustancias psicoactivas modifican la operación del cerebro, coaccionando las decisiones al consumo y que los jóvenes, en un ritual de maduración que no puede ser ignorado, experimentan con sustancias como la nicotina, el alcohol o el tetrahidrocannabinol, capaces de crear adicción en el cerebro en crecimiento”.
“No se puede argumentar libre albedrío cuando el sistema nervioso ha sido secuestrado por un químico externo que nunca debió haber llegado ahí”, terminaron diciendo.
Rafael Castillo-CC
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