A pesar de que Locke era médico, se le puede
considerar uno de los grandes benefactores de la humanidad. ello se debe a
que, en lugar de ejercer la medicina, se dedicó a la filosofía.
sería deseable que muchos médicos siguieran su
ejemplo, pero ello es difícil en la práctica, pues las meditaciones nunca
producen una renta tan alta como la que los médicos reciben de sus clientes, y,
con mayor frecuencia, de los deudos de éstos.
El problema más importante que trató Locke en
sus obras fue de carácter político. sin embargo, no fue perseguido, como era de
esperar, pues justo cuando publicó su “tratado sobre el gobierno” llegaron al
poder los que compartían sus ideas. esto lo libró de hacer turismo con
pasaporte falso y barba postiza, como tantos colegas suyos.
Para entender por qué publicó Locke su obra,
es necesario conocer lo que opinaban muchos de sus contemporáneos del siglo
xvii sobre la monarquía. la opinión generalizada era la que sostenía Sir Robert
filmer, un hombre cuyas opiniones ejercían mucha influencia a través de los
editoriales que escribía en “la corona”, el decano de la “prensa seria”
londinense. Filmer sostenía que el rey tenía la propiedad del poder, y que esa
propiedad le había sido otorgada por Dios.
Si se acepta esa afirmación, hay que concluir
que el que tenía la audacia y espíritu revolucionario suficientes para atreverse
a poner en duda el derecho divino de los reyes, no sólo se mostraba enemigo de
la persona del rey, sino que también aparecía como enemigo de la propiedad y de
la religión, pues ponía en duda un acto de dios.
años más tarde se descubrió que “la corona”,
el respetable diario londinense, era de propiedad del rey, el cual le pagaba a Sir Robert un sueldo fabuloso por inventar argumentos jurídicos y teológicos
para demostrar que la justicia y dios estaban de su parte. con esto decayó
mucho el prestigio de la mal llamada “prensa seria”, pues quedó demostrado que
no era sino un instrumento de propaganda de los poderosos. Filmer y de sus
argumentaciones, ingeniosas pero falsas, hacía que cualquiera que las
contradijera resultara revolucionario.
así ocurrió con Locke. al comienzo lo llamaron
“ese desalmado terrorista”, pero después su pensamiento se impuso y se transformó
en una persona respetable, en un padre de la patria.
Y Sir Robert filmer, el honorabilísimo e
influyente editorialista de “la corona”, cuyas solas iniciales —r. f.— al pie
de la columna que escribía inspiraban respeto a los londinenses, es hoy
considerado un periodista vendido a los intereses económicos del rey.
tal es el destino humano. Lo que ayer fue
revolucionario, hoy es conservador. y lo que es revolucionario hoy, será
conservador mañana. cuando los comunistas lleven muchos años en el poder, se
harán conservadores, y entonces habrá jóvenes revolucionarios que gritarán en
las calles “¡abajo los comunistas reaccionarios!”
Todo cambia. nada permanece.
Ya lo dijo el viejo Heráclito.
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