Mientras vivamos en este mundo tendremos tribulaciones y sin tentaciones, cada uno por lo tanto debe tener cuidado con ellas, al fin de que el diablo no nos agarre pues el verraco nunca duerme, además no muere.Nadie es tan perfecto y menos Santo que no tenga tentaciones, porque nadie se libra totalmente, nadie se libra de ellas de ellas.
Es bueno de vez en cuando encontrar adversidades, dificultades y contrariedades porque hacen que el hombre recapacite sobre si mismo, y en lo mas intimo comprenda que es un desterrado y que su esperanza no debe fundamentarse en ninguna cosa de este mundo. Es bueno padecer contradicciones e incluso que personas nos juzguen mal, aunque nuestras acciones sean buenas y más aun recta la intención. Porque esto nos aparta de la vanagloria, de creerse más que los demás, cuando todos somos iguales; emerge la virtud de la humildad. Y cuando todo esto suceda con más fuerza buscaremos la verdad pura.
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