1 ago 2016

Henri-Frédéric Amiel: "En el fondo, la dificultad es la siguiente: tu primer interés apunta a la cultura; el tiempo gastado en ganar dinero, en lograr una carrera, en actuar, en acomodar, en gozar, en crearte una familia, por ejemplo, te parece derrochado o robado. ¿Y no es falsa esta consideración? Tu fin no debe ser solamente intelectual. Tu fin debe consistir en ser hombre. Y ser hombre es también hacer felices a los demás, transmitir la vida, mezclarse con los hombres, ser ciudadano, ser activo. Cierto que cada hombre tiene su misión especial y que muchos pensadores han vivido al margen de una familia, de preocupaciones y de deberes (Platón, Leibniz, Kant, Cousin, san Pablo, Neander, etc.). Por el contrario, Sócrates, Krause, Schleiermacher, Hegel, Schelling, etc., han sido completamente hombres. Hay que hacer un verdadero examen de conciencia, y la decisión no hay que remitirla a la cobardía o al egoísmo, sino que habrá de decidir la voz interior, despojada de toda influencia, limpia de todo fraude; es lo que hay que hacer" («Diario íntimo. 1839-1850»; Madrid: EDAF, 1974 [1882-1884], página 224).

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