5 may 2016

Albert Camus: "Quienes se aman, los amigos, los amantes, saben que el amor no es solamente una fulguración, sino también una larga y dolorosa lucha en las tinieblas por el reconocimiento y la reconciliación definitivos. Después de todo, si la virtud histórica se reconoce en que da pruebas de paciencia, el verdadero amor es tan paciente como el odio. La reivindicación de justicia no es, por otra parte, la única que justifica a lo largo de los siglos la pasión revolucionaria, que se apoya también en una exigencia dolorosa de amistad con todos, hasta y sobre todo frente a un cielo enemigo. En todas las épocas, quienes mueren por la justicia se han llamado 'hermanos'. La violencia, para todos ellos, está reservada para el enemigo, al servicio de la comunidad de los oprimidos. Pero si la revolución es el único valor, exige todo, hasta la delación, y por lo tanto el sacrificio del amigo. En adelante, la violencia se volverá contra todos, al servicio de una idea abstracta. Ha sido necesario el advenimiento del reinado de los poseídos para que se diga de una vez que la revolución, en sí misma, sobrepasaba a los que quería salvar y que la amistad, que transfiguraba hasta entonces las derrotas, debía ser sacrificada y remitida al día todavía invisible de la victoria" («El hombre rebelde»; Buenos Aires: Losada, 1975 [1951], página 151).


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