5 may 2016

Mario Bunge: "Hay tres dolencias que afectan, y quizás afecten siempre, a nuestro equipo conceptual: falta de conceptos ricos, abundancia de conceptos pobres y vaguedad de todos los conceptos, excepto los formales. Los filósofos no pueden hacer gran cosa para enriquecer el acervo de conceptos científicos y para eliminar los que no son adecuados: el desarrollo y la selección de la población de conceptos es parte de la evolución de la ciencia. Por otro lado, el análisis filosófico puede ser eficaz en su examen crítico de los conceptos científicos. Esta crítica puede ser destructora, como ocurre al condenar el uso de conceptos no-observacionales en nombre de filosofías precientíficas; o bien puede ser constructiva, como ocurre cuando se critica la vaguedad conceptual y se intenta disminuirla, es decir, hacer los conceptos más definidos. O sea: aunque los filósofos no suelen dar a luz conceptos científicos, pueden ayudar a criarlos. Esta ayuda es sobre todo valiosa porque en el campo científico persisten y dominan ciertas ideas anacrónicas por lo que hace al modo como debe darse significación a los términos científicos" («La investigación científica. Su estrategia y su filosofía»; Barcelona: Ariel, 1972 [1967], página 118).


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