4 jun 2016

Sartre se equivocaba, el sufrimiento no es “absurdo”


Habla el autor del próximo Vía Crucis de Papa Francisco

El que escribió las mediaciones para el próximo Vía Crucis de Papa Francisco en el Coliseo es el cardenal Gualterio Bassetti, arzobispo de Perugia-Città della Pieve. El calvario de Jesucristo toca, obviamente, el tema del sufrimiento, y al respecto el cardenal no tiene ninguna duda: “No es cierto que el sufrimiento sea algo ‘absurdo’, como decía Sartre”; hablar sobre el sufrimiento “significa reconocer que en nuestras pequeñas cruces cotidianas Jesús está con nosotros cada día”.
El purpurado, en una entrevista a “L’Osservatore Romano”, subrayó “el título que he elegido para las meditaciones de este año: ‘Dios es misericordia’. Que es también el título de un libro (no de los más conocidos, a decir verdad) de don Divo Barsotti, en el cual el místico toscano comenta el episodio evangélico de la pecadora que entra a la casa de Simón el fariseo durante el almuerzo con Jesús».
Las reflexiones del Viernes santo, asegura Bassetti, también se referirán al Jubileo de la Misericordia, que “representa el telón de fondo sobre el que se desarrolla todo el Vía Crucis”, que, “como el Año Santo, quiere hablar a todos los hombres y las mujeres de hoy, que a mí me parecen cada vez más solos y confundidos, dentro de una sociedad en constante movimiento que consume todo rápidamente (bienes, afectos y deseos), y que parece haber perdido las nociones tanto de pecado como de verdad”. Según el arzobispo, los hombres de hoy son“dramáticamente infelices y sufrientes. Y esto se relaciona profundamente con el Jubileo de la Misericordia. En la raíz de la palabra misericordia, misericors, hay una referencia directa a la miseria humana e, indirectamente, también al cotidiano sufrimiento de los hombres”.
Y sobre el sufrimiento, Bassetti puntualiza: hablar de él “significa afirmar que no es cierto que sea algo ‘absurdo’, como decía Sartre. Jesús en la cruz se hizo cargo de nuestros pecados y murió por nosotros. Y, en segundo lugar, significa reconocer que en nuestras cruces cotidianas Jesús está con nosotros cada día. En esta época hay un sufrimiento visible en los pobres, en los migrantes, en los enfermos, en las personas solas y abandonadas. Pero, al mismo tiempo, encontramos hombres riquísimos que parecen tener todo pero que en realidad no tienen nada, viven una vida vacía y, en algunos casos, desean incluso la muerte”. Es por ello que “el mal puede hasta ser ‘banal’, pero Jesús en la cruz ofrece otro significado a la vida e indica un camino diferente: el de la conversión”.
En las meditaciones, el prelado cita “a algunos Papas que han hablado (o que están hablando) con gran sabiduría al hombre moderno: Juan XXIII, Juan Pablo II, Benedicto XVI, hasta llegar a Francisco. Pero lo más importante no son las citas. En las meditaciones traté de hablar al corazón del hombre, y para hacerlo puse muchos ejemplos concretos”.
Estos: “En cada estación traté de hacer una referencia a la actualidad, porque, como dice Francisco, ‘Dios es real y se manifiesta en el hoy’. Hablo, por ejemplo, de los nuevos mártires que ponen en peligro sus vidas incluso para hacer un funeral y que siguen siendo asesinados en todos los rincones del mundo solamente porque son cristianos. Hago referencia al drama de los migrantes y de los refugiados que después de haber huido de la guerra encuentran la muerte en la fuga desesperada hacia la libertad o en una patera en el Mediterráneo”. Bassetti también se refiere a “la cosa más difícil de escribir»: la violencia contra los niños, contra los nuevos esclavos del trabajo y contra los niños abusados por los adultos. Cuando escribía esas líneas tuve la sensación de que no estaba utilizando la pluma sobre una hoja de papel, sino un cincel sobre un pedazo de mármol; tan grande era el sufrimiento por estas plagas”.
Para concluir, Bassetti revela que un particular sobre el encargo que recibió de Francisco: “Una de las últimas veces que he visto al Papa le dije: ‘Santidad, me encomendó una tarea ardua’. Y Francisco me respondió: ‘Recuerda que no lo haces para mí, sino para la Iglesia’. La forma con la que recogí la invitación para escribir las meditaciones del Vía Crucis es la del servicio».
DOMENICO AGASSO JR

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