No son superdotados ni es gente que pasa largas horas estudiando libros, tan sólo es gente que dedica gran parte de su tiempo a sí mismo; estudiando sus conductas, analizando sus pensamientos y descifrando sus emociones. Puede que parezcan introvertidos, tímidos, analíticos y en ocasiones con una mente dispersa ante el mundo, pero su mente elabora grandes mapas para entender el mundo. Son personas que saben perfectamente qué les sucede en cada momento, pueden descifrar la causa de sus sentimientos y suelen salir adelante a partir de sus propios ejercicios de introspección. La inteligencia emocional es un concepto ideado por el campo de la psicología para describir la capacidad de entender, asimilar y percibir las propias emociones y las del resto de personas en aras de un crecimiento personal e interpersonal. Pero, ¿qué características tiene una persona emocionalmente inteligente?
1.- Salen adelante por sí solos
Bien han argumentado que el enemigo más férreo que tenemos somos nosotros mismos, pues nos enfrentamos a los límites y los obstáculos de nuestra propia mente. ¿Cuáles son tus principales temores que te atan a la zona de confort? ¿Qué te impide dar el siguiente paso hacia un nivel de desarrollo insospechado? Las fronteras de tu subconsciente. Sin embargo, debes tener la capacidad de enfrentar a tus demonios, deconstruir tu realidad y entender cómo puedes resolver cualquier tipo de problema. Este punto no se refiere a que no debas pedir ayuda, guía o consuelo, pero tienes la fortuna de siempre saber qué es lo que está mal y qué es aquello que te causa conflicto. El siguiente paso es hacer algo con ese conocimiento que tienes.
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2.- Aprenden de los pensamientos negativos
La mente humana suele meterse el pie para evitar confrontar retos y temores, pues el instinto de supervivencia prevalece ante todo. Así, lejos de repeler aquellas emociones e ideas negativas que podrías bloquear para evitar sentirte incómodo, confronta todo aquello que tambalea tu vida. No temas aceptar las facetas más oscuras de tu conciencia, sino que como las enseñanzas budistas reflejan, debes enfocarte en cada sentimiento, cada emoción y analizar cada pensamiento. Al sentir cada aspecto del día a día, serás capaz de tomar una decisión basada en aquello que quieres o deseas.
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3.- Conocen sus gatillos
Sí, la inteligencia emocional no significa total calma, paz y tranquilidad frente a las situaciones de la vida, sino un profundo conocimiento que implica saber cómo canalizar las emociones hacia una estabilidad que funcione para ti. Ante ello, existen algunos eventos, comentarios, situaciones o recuerdos que te irriten, te incomoden o te detonen la ansiedad, pero la clave está en saberlos identificar, conocer la fuente y el por qué para después controlar nuestras reacciones sin dejar que cada vez nos afecten de la misma forma.
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4.- Saben resolver conflictos personales
¿Te ha pasado que una pequeña discusión sobre el plan del viernes pronto se convierte en una férrea lucha por demostrar quién comete más errores o tiene los peores hábitos en una pareja o una amistad? Las discusiones funcionan como válvulas de escape para muchas emociones que guardamos pues no encontramos el momento de externar cómo nos sentimos. Sin embargo, la inteligencia emocional permite separar conflictos y discusiones para sólo abordar el punto central de cada conflicto. Sin caer en provocaciones o tangentes de las discusiones, nunca debes de perder de vista el asunto del conflicto y concentrarte en resolverlo. Si tú mantienes la cabeza fría, estudia los argumentos del otro y su lenguaje corporal, intenta llevarlo hacia el punto que a ambos les interesa resolver.
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5.- Se toman el tiempo para analizar cada situación
Seguro recuerdas personas que en momentos de estrés, pánico o emergencia tienen la capacidad de mantener la calma, olvidarse de las reacciones y concentrarse en las acciones. Aunque nuestro instinto de supervivencia nos programa para apelar a las reacciones, el ser humano ha aprendido a concentrarse en el análisis de posibles situaciones de riesgo y así determinar si realmente es un peligro o sólo la idea de éste. Tal comportamiento sólo se logra tras ejercicios de ser consciente de todo lo que pasa a nuestro alrededor, analizar posibles riesgos, conocer qué podemos hacer ante tal o cual situación y saber que al final tienes la gran oportunidad de actuar según sea el caso. Sólo ten cuidado, no conviertas esta práctica en algo obsesivo.
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6.- No pierden la capacidad de asombro
La rutina, nuestra “madurez emocional” y el fastidio causado por una vida monótona causan que poco a poco perdamos la capacidad de sorprendernos con un mundo que creemos conocer en su totalidad. Sin embargo, en ese divino regalo que parece caracterizar a los niños, se esconde uno de los secretos de la felicidad de la vida, pero requiere constantes ejercicios de apreciación. Por mucho que repitamos el camino, que frecuentemos a las mismas personas o que incluso comamos los mismos alimentos, debemos ampliar la percepción de nuestros sentidos para siempre encontrar algo diferente, aprender algo nuevo o entender algo distinto de una situación tan rutinaria. Y si parece que ya no encontramos nada nuevo, atrevernos a explorar nuevos horizontes.
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7.- Muestran más empatía y compasión
Un estudio publicado por la Universidad de Calgary en Canadá develó cómo las personas sujetas a una terapia de atención plena orientada a la reducción de estrés tuvieron múltiples cambios cerebrales tras las ocho semanas del taller. Se demostró que la materia gris del cerebro aumentó y que el tamaño de la amígdala se redujo; el primero es responsable de la regulación emocional y el segundo controla los procesos de estrés y emociones negativas. De esta manera, las personas que participaron en la terapia se mostraron mucho más empáticas y compasivas con personas en situaciones ajenas a la suya, pero con la capacidad de encontrar puntos en común con ellos orientados a la comprensión del otro.
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8.- Se concentran en lo que sucede a su alrededor
Si ya hablamos de personas que son más empáticas y compasivas, ese hecho se verá reflejado en las actitudes y decisiones cotidianas, pues lejos de concentrarse en sí mismos, buscarán cosas a su alrededor en las que puedan ayudar o que puedan mejorar. Esto no involucra que te pierdas de ti mismo y sólo te enfoques en los demás, pero ante la capacidad que tienes de salir adelante por ti mismo, querrás enfocar el resto de tu tiempo y energía en hacer algo por los demás.
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9.- No se conforman con lo que tienen
Buscan llegar más lejos, hacer más, ayudar a más gente, quieren cambiar más cosas, quieren ser mejores y ayudar a que otros lo sean. Una mentalidad sencilla pero única.
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