Josef Pieper: "El hombre anhela por naturaleza felicidad y bienaventuranza. Esta afirmación que ha de tomarse enteramente al pie de la letra, tiene un sentido más agresivo que a lo que primera vista parece. Va mucho más allá de un simple afirmar, que no hay nada más natural que los hombres quieran ser felices. Expresa que nosotros queremos la felicidad 'naturalmente'. Nosotros, es decir, todos los seres espirituales. Solamente una persona, un alguien, es capaz absolutamente de ser feliz e infeliz. Sería un abuso del lenguaje si se quisiera llamar feliz a un animal. Por tanto, hay que retener: que la tendencia de la voluntad, en la que el espíritu del hombre pretende la propia bienaventuranza, tiene la forma de un suceder natural" («El ocio y la vida intelectual»; Madrid: Rialp, 1970 [1948], páginas 239-240).
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