Emil Cioran: "Nuestra sed de nada nos llevó a aprender muy bien lo que significa lo infinito como para no desear la infinitud del ser; hemos hecho demasiadas conquistas en la oscuridad como para no desear ardientemente la luz. ¿Acaso no temblamos todos sólo con presentirla y no nos abrasa como una inextinguible hoguera la infinitud del ser? Conocemos demasiado bien el veneno de la nada y la repulsión del ser; pero no pueden apagar nuestra sed de ser, sino solamente despertar en nosotros el anhelo de conquista y de reconquista. Hemos devastado la naturaleza hasta dejarla convertida en una sucesión de desiertos infinitos y hemos errado demasiado por esos desiertos y por los nuestros como para que, secos en un mundo árido, no anhelemos convertirnos en afluentes del río del ser" («El libro de las quimeras»; Barcelona: Tusquets, 1996 [1936], página 81).
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