3 mar 2016

Julián Marías: «Cuando se pretende tener razón –en nuestro tiempo no siempre ocurre–, se dan razones. Se trata de justificar, probar, demostrar, defender algo. Para ello, se busca el apoyo de la razón, se construyen arquitecturas ideales, se hace que irreales arbotantes lógicos vayan a dar su fuerza al edificio que se intenta sustentar. Pero con frecuencia se olvida que los arbotantes se apoyan siempre en contrafuertes. ¿Y si éstos no existen? ¿Y si no son sólidos, sino materia deleznable? ¿De qué sirve entonces la apelación a los raciocinios? Se olvida demasiado que la razón, para ser eficaz, tiene que ser, además de razón, “suficiente”» («Ensayos de convivencia»; Buenos Aires: Sudamericana, 1982 [1955], página 60).

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