Contemplación filosófica y contemplación mística.
Desde las grandes autoridades del siglo XIII a Dionisio Cartujano.
Ignacio Andereggen
Buenos Aires, Editorial de la Universidad Católica Argentina, 2002, pp.598
El P. Ignacio Andereggen es profesor de teología dogmática y de filosofía en la Pontificia Universidad Gregoriana (Roma), en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum (Roma) y en la Pontificia Universidad Católica Argentina (Buenos Aires), además de socio correspondiente de la Pontificia Academia de Santo Tomás de Aquino y de la Religión Católica. El libro que presentamos es su Tesis de Doctorado en Teología por la Gregoriana -ya era Doctor en Filosofía por la misma universidad con su estudio sobre “La metafísica de Santo Tomás en la Exposición al De Divinis Nominibus de Dionisio Areopagita”, Editorial de la Universidad Católica Argentina, Buenos Aires 1989. Entre sus numerosas publicaciones se cuentan también los libros: “Introducción a la Teología de Tomás de Aquino”, Editorial de la Universidad Católica Argentina, Buenos Aires 1992 [trad. italiana, Dehoniane, Roma 1996]; “Hegel y el Catolicismo”, Editorial de la Universidad Católica Argentina, Buenos Aires 1995; “La psicología ante la gracia”, Ediciones de la Universidad Católica Argentina, Buenos Aires 1997, 1999; “Sacerdozio e pienezza di vita. Teologia e spiritualità sacerdotale nel Concilio Vaticano II e in San Tommaso d'Aquino”, Edizioni Dionysius, Roma 2003; además de numerosos artículos en publicaciones periódicas especializadas, y de su colaboración en la obra colectiva “Storia della Teologia” (Dehoniane) con artículos sobre san Alberto Magno y santo Tomás.
La obra que nos ocupa se debe englobar en un proyecto más amplio de investigación teológica y filosófica que intenta comprender el proceso que va desde las grandes figuras de la mística de la era patrística y escolástica, con especial interés en la obra del Pseudo-Dionisio Areopagita y de su inmensa herencia espiritual, que pasa a través de autores a veces no tan conocidos –como Thomas Gallus-, hasta san Alberto, san Buenaventura y santo Tomás, para culminar en los grandes autores espirituales de inicios de la modernidad, especialmente en san Juan de la Cruz; y, por el contrario, causando una reacción de sentido opuesto, pero de raíces también espirituales, en la modernidad, culminando en el sistema de Hegel, con sus consecuencias después en la cultura y en la praxis de la vida cristiana.
En este contexto, “Contemplación Filosófica y contemplación mística” ocupa un puesto clave, pues se trata de comprender la transición desde las grandes autoridades de la escolástica, especialmente san Buenaventura y santo Tomás de Aquino, a la espiritualidad moderna, a través de la síntesis que de la misma ha sido elaborada por el Doctor Extático, Dionisio el Cartujo. No se trata sólo de un estudio histórico sobre este autor tan prolífico como poco estudiado, en especial de su “De Contemplatione”, sino en el fondo de lograr una comprensión teológica y espiritual de aquello que de más genuino y perenne hay en la gran mística medieval.
Una de las cosas más llamativas del estudio es la perspectiva en que el Cartujano asimila las fuentes, según Andereggen. Mientras que la interpretación posterior -y aún la contemporánea a este autor- tenderá a ver en santo Tomás principalmente un autor de teología dogmática y de filosofía, y en san Buenaventura un autor espiritual, Dionisio el Cartujo sigue a santo Tomás sobre todo en su doctrina mística (en cambio, suele ser recordado por los tomistas por su negación de la distinción real entre ser y esencia, defendida en su juventud); mientras que muchas veces sigue al Doctor Seráfico en temas de dogmática y filosofía (en cambio sólo hace referencias a Duns Scoto para criticarlo).
Andereggen critica la separación artificial entre mística y dogmática, y defiende en modo decidido y convincente el carácter radicalmente místico de la teología de santo Tomás. Dice en las conclusiones del libro (p. 409):
"El hecho de considerar, como hemos hecho a partir de los textos, a Santo Tomás de Aquino como un autor espiritual es tal vez sorprendente, en el contexto de las actuales circunstancias del pensamiento teológico. Que un autor indudablemente versado en la más genuina experiencia mística como Dionisio Cartujano así lo haya considerado -como por otra parte lo habían hecho Meister Eckhart y sus seguidores- debe hacer reflexionar acerca del significado de la misma filosofía y teología del Doctor Angélico, así como acerca de la historia de la interpretación de su pensamiento.
Era algo indudable, para la gran corriente tradicional que surgía del corazón de la Edad Media, que Santo Tomás es un autor espiritual. En nuestro contexto teológico-cultural y filosófico, es necesario realizar un esfuerzo especial, desde el punto de vista hermenéutico, para captar realmente esa condición en el Aquinate. Los textos en los que manifiesta Santo Tomás una profunda connaturalidad con la vida sobrenatural más profunda son muy numerosos. Podemos recordar solamente los referidos a los grados de la Caridad, los que se refieren a la explicación del conocimiento por connaturalidad, los que explican el don de Sabiduría del Espíritu Santo, muchos pasajes de los Comentarios a las Sagradas Escrituras y muchas observaciones referidas a la vida moral".
Pero sin intentar reducir la riqueza infinita de la vida espiritual a cuanto ha dicho el Doctor Angélico, por excelente que ello sea, Andereggen resalta también la originalidad de la mística, de la teología y de la filosofía de san Buenaventura. Desde el punto de vista espiritual, un aporte no menor es la comprensión de la "triple vía" (purgativa, iluminativa y unitiva) en modo simultáneo en vez de evolutivo (como en Hugo de Balma y san Juan de la Cruz) -lo que según el autor permite comprender, por ejemplo, que los Ejercicios de san Ignacio de Loyola se puedan repetir en diversos momentos de la evolución espiritual, sin suponer que en cuatro semanas se llegará a la unión perfecta con Dios-. Ambas perspectivas son, en realidad, compatibles.
Sin caer en concordismos simplistas, Andereggen demuestra como, más allá de detalles técnicos y lingüísticos, el acuerdo espiritual de fondo entre san Buenaventura y santo Tomás es muy profundo, y que un desarrollo equilibrado de la teología debe fundarse en ambos grandes autores. Más atrás aún, muestra también la riqueza de combinar -como hacen todos estos autores, en especial Alejandro de Hales- Dionisio el Areopagita (autor preferido del Cartujano) con san Agustín, que son las dos grandes autoridades de las que bebe toda la tradición mística. Según Andereggen, en el Cartujano se da también un influjo armónico de Gerson y de Ruysbroeck (como se sabe, muy criticado por el Canciller parisino). Todos estos autores se encontrarían reunidos en la experiencia mística, única y personal, pero coincidente en la Unidad infinita de Dios. E incluso en la expresión sistemática de la misma. Dionisio el Cartujo, más allá de algunas imprecisiones de su filosofía o del carácter "apresurado" de algunas de sus síntesis teológicas -que según nuestro autor no reflejarían siempre la riqueza de las "grandes autoridades" en las que se funda- permitiría comprender este acuerdo y este nivel de profundidad.
La estructura de la obra es la siguiente: Introducción; dos partes y ocho capítulos (cinco de la primera y tres de la segunda); conclusión. La Primera parte trata sobre: "La teología de la contemplación: estudio histórico y teológico-espiritual". Partiendo del “De Contemplatione” del Cartujo y de su concepción sobre la relación entre filosofía y contemplación (c. I y II) se retrocede hacia el s. XIII para encontrar las raíces de la síntesis del Doctor Extático. Así se trata sobre los fundamentos de la contemplación en san Alberto Magno -que no influyó directamente en el “De Contemplatione”, pero sí en las obras posteriores de Dionisio- (c. III), y en Alejandro de Hales y san Buenaventura (c. IV), para concluir con la doctrina sobre la Teología Mística del Cartujano, de Gerson y de Ruysbroeck (c. V). En la Segunda parte, se trata sobre "La realización y las formas de ejercicio de la contemplación en la vida humana". Comienza con el estudio de la vida contemplativa y la vida activa según santo Tomás (c. VI). A continuación estudia el tema de "las tres vías y los tres ejercicios" según san Buenaventura (en este contexto se señala la originalidad que antes mencionamos), Hugo de Balma y Dionisio Cartujano (c. VII). En el último capítulo (VIII) se trata sobre "las especies y el itinerario de la contemplación según san Buenaventura y Dionisio Cartujano". Sería prolijo entrar en el desarrollo concreto del contenido de cada uno de los capítulos, por la densa doctrina contenida en ellos.
La lectura de la obra es amena por su profundidad espiritual pero difícil porque evita el simplismo de hacer una síntesis de las doctrinas, sino que nos pone delante de los riquísimos pero densos textos de los autores –recordemos que no se trata de una obra de divulgación, sino de una tesis de doctorado-. Esto podría dar la impresión de dispersión al lector superficial que no siguiera la lógica espiritual profunda de la obra. Esta coherencia de fondo queda claramente patente en las conclusiones, en las que en modo unitario y preciso se ponen de manifiesto los resultados de la investigación que, sin pretenderlo, es de una inmensa originalidad (sin insistir en que ya el mismo ocuparse de estos temas y autores es hoy en día original).
Para terminar, el libro posee un importante aparato crítico. Para facilitar la lectura, la mayoría de las citas en latín se han colocado al final de la obra en un apéndice. Hay también un índice de autores y una amplia bibliografía.
Fuente: e-aquinas, Revista electrónica mensual del Instituto Universitario Virtual Santo Tomás, Año 1 - Número 7, Julio 2003.
No hay comentarios:
Publicar un comentario