La distancia y el tiempo para juzgar el valor de los hechos históricos, filosóficos son imprescindibles. A medida que nos separamos de la Transición, arrecian las críticas. No parece estar saliendo muy airosa al roce con el paso del tiempo. ¿Es lo que se merece?
Yo, con el tiempo, me ido volviendo más sosegado, de modo que ahora esa crítica la hago con más distancia, quizá porque ya no me afecta. La hice antes muy desbarrada y muy desesperadamente. Yo, y no solo yo, sino todos aquellos de mi generación a los que no se les fue la cabeza, sabíamos que nadie a los 17, 18 y 19 años se juega la vida por una cosa como esta. La apuesta que en aquel momento hicimos algunos era un apuesta que podía ser loca, equivocada, delirante, pero que en ningún caso era esa grisura de intereses mezquinos que fue el final de la Transición. Yo, cuando vi que la batalla estaba perdida, sencillamente me aparté de todo y tomé la distancia de la escritura.
Yo, con el tiempo, me ido volviendo más sosegado, de modo que ahora esa crítica la hago con más distancia, quizá porque ya no me afecta. La hice antes muy desbarrada y muy desesperadamente. Yo, y no solo yo, sino todos aquellos de mi generación a los que no se les fue la cabeza, sabíamos que nadie a los 17, 18 y 19 años se juega la vida por una cosa como esta. La apuesta que en aquel momento hicimos algunos era un apuesta que podía ser loca, equivocada, delirante, pero que en ningún caso era esa grisura de intereses mezquinos que fue el final de la Transición. Yo, cuando vi que la batalla estaba perdida, sencillamente me aparté de todo y tomé la distancia de la escritura.
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