Arthur Schopenhauer: "No hay que asombrarse de ver en la especie humana, pobre y llena de necesidades, la riqueza más alta y más sinceramente considerada y hasta venerada, que cualquier otra cosa; el poder mismo no se considera sino porque conduce a la fortuna; no hay que sorprenderse tampoco de ver a los hombres pasar a su lado o por encima de cualquier otra consideración cuando se trata de adquirir las riquezas, de ver, por ejemplo, a los profesores de filosofía aprovecharse de la filosofía para ganar dinero. Se acusa con frecuencia a los hombres de fijarse más que nada en el dinero y de amarlo más que a todo en el mundo. Sin embargo, es muy natural, casi inevitable, amar lo que, semejante a un Proteo infatigable, está dispuesto en todo instante a tomar la forma del objeto actual de nuestros deseos tan móviles o de nuestras necesidades tan diversas" («Eudemonología»; Buenos Aires: Losada, 2008 [1851], página 55).
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